LA BATA ROSA.
Rondaba el siglo
XIX, Chari y Paula, Paula y Chari, eran amigas del barrio. Chari, era ocho años
mayor que Paula.
Se conocían de
vista, pero nunca llegaron a mantener una conversación amistosa. Pero esto cambio, ya que sus respectivos
maridos trabajaban en la agricultura y en la pesca, al mismo tiempo,
dependiendo de la temporada y de las necesidades que existían en ese momento.
Al conocerse,
conectaron y quedaban todos los días ya que sus maridos, pasaban el mayor
tiempo de su día dedicado a su trabajo fuera de sus respectivas casas.
Todos los días
quedaban en el mismo sitio, y a la misma hora, para pasear por su municipio
valenciano, Jávea. Aunque no siempre recorrían las mismas zonas de Jávea, sí tenían una parada obligatoria, y era ver el
atardecer desde el paseo marítimo, sin entran en la playa para no ensuciarse los
pies de arena.
Les gustaba ir
media hora antes de que procediese dicho atardecer, les gustaba observar lo
bien que se lo pasaban los niños y niñas jugando con la arena, bañándose en el
mar y jugando con las olas. Pero ellas no se atrevían a dar el paso, y ponerse
su bañador y nadar en el mar al que tanto admiraban y adoraban.
Un día, Paula,
que era más atrevida que Chari, de camino a casa, le preguntó:
-Oye Chari, que
te parece si mañana nos llevamos el bañador para pegarnos un bañito después de dar nuestro
paseo cotidiano.
Chari no supo ni
contestar, se quedó pasmada, perpleja ante la propuesta que le hizo su amiga mientras
volvían de su caminata diaria. Pensaba en cómo reaccionaría su marido si se enteraba
de que iban a bañarse en el mar, sin su consentimiento.
Tras el silencio
que originó la pregunta de Paula, Chari contestó:
-Bueno, si así
lo deseas, me llevaré el bañador, pero no me meteré en el mar, sólo te
acompañaré.
Paula cambió el
tema de conversación, ya que sólo quería que se le llevase, todo lo demás lo tenía
en sus manos, lo tenía todo pensado. Paula también se lo iba a ocultar a su
marido, ella quería disfrutar de su playa, quería sentirse libre.
De camino a
casa, hablaban sobre que les iban a preparar a sus maridos para cenar, sobre qué
había esa noche en la televisión y sobre los cotilleos del barrio, que nunca podían
faltar.
A las cuatro y
media del día siguiente, allí se encontraba Chari esperando a Paula. Se saludaron
como todos los días, con un abrazo y riéndose de cosas que sólo ellas entendían.
Paula le comentó
a Chari que hoy iba a ser una mujer mas valiente y poderosa aún, ya que iba a
perder uno de sus miedos, bañándose en el mar de su ciudad, a la que tanto
amaba.
Llegaron a la
playa, y Paula echo a correr hacia el mar sin esperar a que Chari comentase
nada ni le diese tiempo a decir que iba hacer, es más le dejó con la palabra en
la boca.
Chari, tuvo
miedo en ese momento de que le sucediese algo a su amiga Paula ya que iba como
una escopeta de rápido, al mar. Chari no pensó en ningún momento en su pánico,
sino que siguió a Paula con el fin de protegerla por si le pasaba algo.
Cuando se quiso
dar cuenta, las dos ya estaban en el agua.
Paula no se pudo
reír más al ver cómo reaccionó su amiga. A lo que Paula le dijo:
-¿Ves como no
pasa absolutamente nada?.
Pasaron la tarde
dentro del mar, atreviéndose a colarse entre las olas, a tirarse en ellas como
si de un colchón se tratase. Riéndose de aventuritas que se contaban mutuamente.
Llegó el momento
de salir del mar, se dirigieron a la caseta que había justo a unos 200 metros
de la orilla del mar, para que se pudiesen cambiar.
Ya en la caseta,
en el momento que se iban a cambiar la bata del baño por una seca, a Chari se
le enganchó por lo qué Paula le tuvo que ayudar a bajarle la cremallera para
poderse cambiar, ese momento dio lugar a más risas, como eran entre ellas.
De camino a
casa, prometieron bañarse en su adorado mar, al menos una vez a la semana. Dejando
de lado el pensamiento que tuviesen sus respectivos maridos de que se fuesen al
mar juntas, sin la compañía de ellos.
Imagen obtenida en:
http://mismuseos.net/comunidad/metamuseo/recurso/despues-del-bao---la-bata-rosa/068898fa-078f-4230-ab85-122c2632db32
Un anónimo complica mucho las cosas
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