“VOLVER A VIVIR”
Autor: Dali Domenech Salvador
Imagen tomada de la página web: artehistoria
https://www.artehistoria.com/es/obra/muchacha-asomada-la-ventana
Era mi último día de clases, por fin estaba graduada y sentía millones de sensaciones, se me pasaban tantas cosas por la cabeza, tantas ideas que por mucho que pensara en ellas no pudieron hacerse realidad. Y así fue, cuando llegue a casa todo cambio, mi destino ya estaba elegido, él me esperaba, un hombre alto, de pelo largo, dando la última calada a su cigarrillo, sorprendido de verme tan pronto. Se me acerca y me dice, hola Julia, con tal naturalidad, como si me conociera, pero yo no consigo recordarlo, le contesto y me voy directa a mi habitación. Desde allí observo a mis padres como hablan con él, noto que está un poco nervioso y no deja de moverse de un lado para otro, él entrega una maleta a mis padres y me llaman, una vez allí de pie, se despiden y me dicen que me vaya con él, no entiendo porque me fui con él, sin oponerme, simplemente me resigne y fui detrás suyo.
Después de tantos años, estoy aquí otro día más, en esta mini habitación, pero en realidad es como una casita de muñecas sólo para mí, aunque es verdad, es como una caja de zapatos, pero sólo tiene una ventana, que no se puede abrir, pero puedo ver a la gente pasar, puedo ver la lluvia, a veces los rayos de sol, es pequeñita, pero tengo todo lo necesario, baño, ducha, cocina…
Él venía cada noche a visitarme, podía tardar más o menos, pero siempre llegaba. Aún recuerdo la primera vez que lo hizo, me llevó la cena y se quedó quieto observando cada mordisco, incluso recuerdo como recorría mi cuerpo con una mirada pretenciosa. Se acercó, y comenzó a decirme que era suya, que le pertenecía, que había pagado mucho dinero por tenerme ahí con él, que nunca había sacado de su mente mi sonrisa de aquella vez que me vio en el supermercado. Comenzó a olerme como si fuera su plato favorito, pegó su lengua a mi piel como si tuviera que saborear cada milímetro de ella, mis lágrimas caían y cada vez mi repulsión se hacía más grande, pero a él le dio igual, continuó, metió su mano bajo mi camiseta y todo empezó. Y esa fue la primera de tantas, algo que no deseo a nadie.
Fueron años en la oscuridad, pero ahora estoy aquí, a minutos de volver a verlo, de contar mi historia ante tanta gente, de revivir mi historia de nuevo, pero necesito ser fuerte, sacar fuerzas de lo más hondo de mi ser para poder acabar con esto, aunque quizás no sea suficiente para sanar del todo la herida, cerrar este capítulo es lo mejor para mí y descubrir que la vida va más allá que mirar a través de la ventana de esa habitación.
Ahora me vuelvo a sentir como aquella niña tan llena de ilusiones, con tantos planes por delante, que esta vez nadie me impedirá cumplirlos, me siento mas libre y viva que nunca. Empezaré por estudiar, y centraré mis ganas en ayudar a aquellas personas que han pasado por lo mismo que yo, o que han sufrido cualquier tipo de violencia. Les enseñaré que la vida sigue, que pueden cumplir sus sueños y pueden luchar por conseguirlos.
Hoy ha llegado lo que tanto anhelaba, he visto la recompensa de recordar lo que he vivido, por fin ha sido condenado. Ahora sí este capítulo ha sido cerrado, y estoy libre. Toca ponerme en marcha y cumplir mis objetivos, sé que no todo se consigue con un chasquido de dedos, pero no por ello dejaré de intentarlo.
Volveré a este lugar cuando mis fuerzas flaqueen, abriré esta ventana, esta que es muy diferente a la de la habitación, en esta donde puedo respirar aire puro, miraré, me reforzaré, creeré en mí porque esta ventana significará que estoy en paz, que he salido adelante a pesar de todo.
Y, para terminar, seguro os preguntareis que pasó con mis padres, no sé que fue de ellos desde aquella vez que los vi por ultima vez, solo se que no me gustaría volver a encontrarme con ellos, no los necesito en mi vida y simplemente deseo que algún día puedan vivir tranquilos, sin que se atormenten por lo que me hicieron, aunque yo siga sin entenderlo, pero creo que ahora es algo irrelevante.
Mi vida vuelve a empezar.
Moreno Salvatierra, Karol Nelcy
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