“Lo imposible”- Elvira Sastre: La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida.
Carta de un reencuentro, carta de un adiós.
Lunes, 6 de abril de 2015.
Aquí debería ir un saludo, sin
embargo, no sé bien cómo empezar esta carta que probablemente nunca leas, no sé
si empezar con una despedida para convencerme de que es lo mejor para ambas;
por ello empiezo con un adiós:
Llevábamos meses sin saber una de
la otra, buscándonos pero sin tener la suerte de encontrarnos. No te voy a
engañar, he estado todo este tiempo imaginándome cómo sería volver a verte, si
te encontraría por el barrio o por una calle ajetreada de Madrid, haciendo la
compra o tomando algo con tu nuevo amor… Imaginé que al verte me sorprendería pero
que podría ignorarlo, no esperaba este vuelco al corazón. No pude contener mi
sonrisa cuando por fin ayer te encontré, tan tú, eligiendo la magdalena que
acompañara a tu café…. Magdalena de chocolate, como siempre. Te miré en
silencio, ¿Cómo decirte lo que llevo callando todo este tiempo? Me he
acostumbrado a quedarme en silencio a hablar conmigo misma y practicar las
conversaciones que quizás un día tuviéramos, un diálogo cortés que nos mantenga
a cada una en donde estaba. Pero cómo no, tenías que romperme mis esquemas,
tenías que devolverme la sonrisa con ese regusto a “yo también te he echado de
menos”, bloquearme de arriba abajo y una vez más me hiciste temblar cómo sólo tú
sabes. Espero que no sea la última.
Perdón por las contradicciones,
empezar con un adiós y seguir con un hasta pronto no tiene mucho sentido pero, ya
sabes, no puedo evitarlo. A pesar del tiempo y la distancia te sigo sintiendo
cerca pero me da miedo que un paso hacia ti signifique alejarme de mí.
Desde que te vi no paraba de
rondarme en la cabeza un pensamiento: no dejes que se marche de nuevo. No podía
permitirme alejarme de ti, de tus ojos mentolados como siempre te decía, de tu risa
que para mí siempre será una ducha en el infierno. Pensaba que vernos tenía que significar algo, quizás esta sea nuestra
última oportunidad… tal vez esta vez salga bien. Ayer tuve una sensación muy extraña,
llevo meses convencida de que esto ya ha pasado, que ya no podía haber nada, y
con una sola mirada hiciste que todo cambiara, que mis sentimientos volvieran a
resurgir, no sé si junto a los tuyos o si sólo fui yo.
Sé que yo no soy perfecta, que
siempre seré esa niña pequeña llena de dudas e inseguridades que preferirá no
detenerse mucho tiempo por si le hacen daño de nuevo.. Pero tú… tú me enseñaste
a temer la felicidad, sólo se es así de feliz antes de perder algo… de perderte
a ti. Y con todas esas dudas empezamos
aquella noche de verano y con el tiempo me hiciste ver que mis inseguridades y
manías eran lo que me hacían ser yo, aprendí a quererme un poco al verme cómo
tú me veías o como solíamos cantar: que todos te miren y que sólo yo lo vea. En
esos momento el resto del mundo poco importaba ya.
He escrito nuestra historia mil y
una veces, en mi cabeza, en papel, en mis versos… Escribirte es mi forma de hacer
nuestra historia eterna, seguirá existiendo hasta que no haya nadie para leerla
y ya sabes… narrarlo hace que se quede menos dentro, me ayuda a sanar mis
heridas, espero que para cuando leas algunos de mis poemas estas ya se hayan
curado, al menos un poco.
No soy capaz de no recordarte
cada noche al cerrar los ojos, al escuchar “Afire Love” pero eso no es lo peor…
lo peor es que me gusta recordarte, me gusta revivirte y quizás eso sea lo más
imposible de todo: comprender que ya no estás, que ya no eres la chica que acariciaba
mis imperfecciones. Que por mucho que te pidiera que te quedaras, que volvieras
junto a mí todo ha cambiado, tú has cambiado y yo también. En el fondo sé que
no estoy preparada para hacerte feliz, tú sabes porqué, tú sabes lo que escondo.
A veces la soledad es la mejor compañía. Por todo esto quiero que seas feliz
aunque no sea conmigo, no olvides nunca que siempre serás mi más bonito pudo
ser y no fue.
Quizás volvamos a encontrarnos.
Quizás alejarme sea la única forma de tenerte cerca, de tenerte siempre
conmigo. Tal vez elegir el silencio y que nunca leas esto sea la mejor opción,
o tal vez no.
Atte: Elvira.
Beatriz Moreno Manzano.
Comentarios
Publicar un comentario