Julia.
Madre de Teresa, 7 años.
‘’Ya no tengo miedo, ya no. Todo era luz, con tu risa, con tu sonrisa, con oírte jugando con tus amigas y amigos, con tus abrazos, con tus ‘’te quiero, mami’’, pero, todo oscurecía cuando entraba en casa. Me temblaban las piernas, las manos e incluso no podía descansar bien. Tenía miedo cuando él aparecía por casa, puesto que no quería que nada de lo que nos pasara a nosotros te afectara a ti, no quería romper algo que ya estaba roto desde hace mucho tiempo por ti, hija, por ti. Tenía que disimular cada golpe con alguna excusa y había días que no podía inventarme nada más porque se me acababan las ideas, se me acababan las excusas y perdía la fuerza. Temía cada vez que entraba en casa y que por una cosa insignificante él lo pagara conmigo a su manera y tú estuvieras delante. Tenía miedo de él y de que tú vieras lo que me hacía. Tenía miedo de que si veías algo alguna vez de lo que pasaba se lo contaras a tus amigas, puesto que éstas podrían contárselo a sus padres y toda la situación podría haber empeorado. Tenía miedo de perderte, porque cada día todo esto iba a más y yo no sabía frenar la situación, porque era cobarde, sí. Deseaba dormir tan plácidamente como tú lo hacías, y verte dormir tan tranquilamente y feliz era lo que más envidiaba. Pero estaba muy débil, aunque debía salir de ahí por ti, por nosotras.
Yo sabía que él nunca sería fiel y que fuera de casa buscaba a alguien que hiciera con él lo que pidiera, y seguro que, si no hacían caso, venía a casa con ganas de bronca. No sé si alguna vez te diste cuenta y si cuando seas mayor pienses en la situación que vivimos en casa, pero Teresa, me diste la fuerza que necesitaba para luchar contra mí ‘’yo’’ interno, mi ‘’yo’’ sumisa, mi ‘’yo’’ ama de casa, mi ‘’yo’’ sí claro, como tú mandes, con mi ‘’yo’’ de hacerme la tonta, con mi ‘’yo’’ de aguantar golpes. Pero ya no más.
No permitiré nunca más que nadie me haga daño, ni a mí, ni a ti. Nadie es mejor que nadie, puesto que todo el mundo tiene sus defectos y virtudes y no por ello hay que castigarle. Espero que nadie nunca te quite la libertad que tienes que tener, no lo permitiré. Nunca serás de nadie más que de ti misma. Nadie está por encima de ti. Ante todo, espero que te quieras, que te cuides, que vivas tu vida de la mejor manera posible, intentando evitar como la viví yo y por lo que tuve que pasar.
Si alguien te quiere hija, ese alguien luchará por ti, te hará feliz, te cuidará, te valorará y te hará sentirte querida, aunque todas estas cosas las tienes que hacer tú, como una buena mujer independiente de nadie, sólo de sí misma. Pero si alguien te levanta la mano, no te querrá tanto como dice hija… no lo hará y deberás escapar de esa persona, huir, hasta dar con la persona correcta.
A día de hoy, puedo sentirme una mujer orgullosa. A día de hoy puedo contar que he superado una etapa mala de mi vida. A día de hoy puedo dar consejos o ayudar a gente que está pasando por la misma situación que yo pasé. Y tú hija, has sido uno de los mayores impulsos para dar este paso, para buscar nuestra felicidad. Te enseñaré la valentía que he sacado para romper con esta situación y para que tú, el día de mañana seas más valiente de lo que lo intentaba ser yo. Nosotras elegimos nuestro camino y nuestro destino, y toda mi vida está contigo.’’
Comentarios
Publicar un comentario