30/09/2018
Lucía Palomo Jiménez
Didáctica Ciencias Sociales
TAREA I: HISTORIA DE UNA OBRA DE ARTE
La
historia cuenta la bizarra vida de Saturno. Éste era un hombre solitario, mucha
gente le conocía pero él prefería caminar solo allá donde fuera. En el cuadro
podemos apreciar los tonos oscuros con los que Goya quiso representar esa
soledad.
Saturno
vivía en una tierra llena de campos fértiles para cualquier tipo de cultivo,
cosa que éste amaba, cultivar. Su mayor estado de felicidad era ir a los campos
de las afueras de la ciudad donde vivía para practicar el oficio en el que
tanto tiempo invertía y que tanta felicidad le generaba. Era feliz en la soledad.
Aún
así, Saturno, era una persona muy peculiar, su soledad salía a la luz como la
punta de un iceberg, donde lo que no se ve es su mundo interno, su desequilibrado
mundo interno. Saturno se caracterizaba por egoísmo y tristeza cuando no hacía
lo que le gustaba y por consiguiente nunca conseguía tener otros sentimientos
que no fueran esos.
Un
día mientras iba a los campos a trabajar, encontró a una preciosa campesina. Lo
que jamás hubiera pensado Saturno hacer, hizo. Un sentimiento nuevo le removió
las entrañas, quería entablar conversación con aquella joven mujer. El día de
trabajo fue diferente a todos los de su vida, parecía que Saturno estaba siendo
otra persona, y todo, por esa mujer. Hasta el momento nadie conocía su voz, ni
su manera de expresar, su mundo interno comenzó a aclararse pasando de un negro
puro a un gris templado.
Como
sabemos, todo cambio en una persona requiere de tiempo para acostumbrarse, pero
a Saturno, en especial, le costaba más de lo normal. Parecía mentira pero
después de tantos años yendo a trabajar a la misma tierra, nunca se había
encontrado últimamente tantas veces con la misma señorita, lo que le removió
aún más.
Pasaron
años y años coincidiendo, décadas diría, pero ahora lo que sentía Saturno no
era necesidad de comunicación, sino nerviosismo, miedo, inseguridad, lo que la
gente hoy en día llama amor. Surgió el amor entre Saturno y la campesina, un
amor intenso, que ni siquiera los padres de Saturno vivieron. Quien conocía a Saturno
sabía que eso no era propio de su persona pero, ¿quiénes eran los demás para
juzgar el amor que sentía una persona hacia otra?
Poco
tiempo después, la campesina decidió tener varios hijos con Saturno, pensaba
que la mejor forma de compartir la vida era con personas creadas por ellos dos
juntos. Los siguientes años fueron completamente felices, Saturno se implicaba
en cuerpo y alma a su familia, él se ocupaba de las labores del hogar mientras
la campesina iba al campo a seguir trabajando para mantener a sus hijos y a
Saturno bien cuidados.
Una
vez que los hijos fueron creciendo, Saturno decidió enseñarles el oficio que
los daba de comer y se los llevó al campo. En ese momento eran dos los hijos de
Saturno los que aprendieron el oficio, mientras tanto la campesina estaba
embarazada de su tercer hijo.
Curiosamente
estos dos hijos mayores aprendieron de manera extremadamente rápida. Mientras
Saturno cuidaba de su mujer embarazada, los hijos se escapaban a los campos
para trabajar sin que sus padres lo supieran. Poco a poco iban aprendiendo cada
vez más y mas, hasta que llegaron a saber más que su propio padre.
Días
más tarde, a punto de dar a luz la campesina de su tercer hijo, Saturno acudió
a los campos para ver cómo estaba la tierra después de tantos días sin ir a trabajar.
Para su asombro vio todo estupendo, muchos de sus cultivos habían dado millones
de frutos en un tiempo casi imposible, irreal. De repente a lo lejos le pareció
ver a sus dos hijos. No podía creerse que sus hijos supieran acelerar el
crecimiento de todos sus cultivos y que nada estuviera sin riego.
Esto
le enfado muchísimo al señor Saturno ya que, como habíamos dicho anteriormente,
era un hombre muy egoísta. De alguna forma, éste les declaró la guerra a sus
dos hijos y cuando llegó a casa su mujer ya estaba pariendo. Saturno otra vez
volvió a ser la persona que era antes y en cuanto nació su tercer hijo, se le
llevó a la habitación y lo devoró. Esta fue una horrorosa idea que Saturno tuvo
para que este hijo jamás pudiera arrebatarle su trabajo, como lo hicieron sus
hermanos. La
esencia de Saturno seguía viva dentro de él.
BIBLIOGRAFÍA
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